martes, 5 de diciembre de 2017

Kureishi - Intimidad.


Las horas pasan muy lentamente en la "intimidad" de Hanif Kureishi. Es de noche y el narrador, un hombre de unos cuarenta años, escritor y guionista cinematográfico, ha decidido que por la mañana va a abandonar a su mujer y a sus hijos tras seis años de convivencia. Mientras apura sus últimas horas en la casa familiar, reflexiona sobre la decisión, las situaciones ya insostenibles que le han llevado a ella y, poco a poco, con minuciosidad, va construyendo un retrato de una generación -"la que se encuentra en su mediana edad"- que debe afrontar el desamor en tiempos tristes con la misma resignación que ante un hecho inevitable.

Se da la coincidencia de que la vida de este narrador y la del propio Kureishi (Londres, 1954) se parecen poderosamente y la crítica inglesa, que no dudó en ensalzar la novela, también le reprochó este cariz autobiográfico. Kureishi ha desmentido que fuese estrictamente su vida: "Sí, es cierto, algunas de estas experiencias me han ocurrido a mí, pero también a mis amigos, a la gente de mi edad". ¿Se trata, pues, de una cuestión generacional? "En los últimos veinte años ha habido un cambio en la idea del matrimonio. Es algo doloroso. Cuando era pequeño, nadie tenía padres separados. Ahora es diferente: después de la ruptura hay muchas posibilidades, se abren expectativas y desencantos, el fracaso, la situación en que quedan los niños, etcétera". 



Kureishi tiene claro de quién es la culpa de estos cambios: "De la señora Thatcher, sin duda. En los setenta y los ochenta se rompieron muchas de las ideas victorianas, sobre todo la de encontrar una persona para vivir el resto de tu vida. La idea de abandonar o ser abandonados nos concierne a todos", se explica el autor, "como causar o recibir dolor, pero también es cierto que resulta interesante cuando se cuestionan las instituciones, porque nos hace pensar cómo queremos ser".

Por debajo de la historia, dos grandes temas dirigen las reflexiones del protagonista: el fracaso, que "no es algo que se pueda controlar, no depende de uno", y el deseo: "Me interesa cómo nos sorprendemos a nosotros mismos y cómo quedamos reducidos por el deseo", destaca el autor de "El buda de los suburbios"; "se trata de sentimientos confusos, donde se puede ver cómo gente sofisticada es presa de los instintos más primarios y violentos". 

Este vuelco de su obra hacia territorios más íntimos, menos fugaces, le ha valido el reconocimiento de una madurez literaria por parte de la crítica. "Me ha costado mucho que me consideren maduro", se queja Kureishi. "Espero que esta madurez tenga una larga duración. Me sentiría decepcionado si no hubiese cambiado desde mi primer libro, de la misma forma que dentro de 20 años debería escribir de forma diferente".



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