lunes, 3 de septiembre de 2012

La Pequeña Odesa


La pintoresca Rusia americana, donde sus calles y barrios se adaptan al alma de sus habitantes, Brighton Beach, o  la Pequeña Odesa como la llaman ahora, ya que buena parte de sus habitantes, muchos de ellos judíos ucranianos, las aguas grises del Atlántico les recuerdan a la costa de su Mar Negro. Ubicada en Brooklyn, uno de los cinco condados de la ciudad de Nueva York, no es un gancho atrapa turistas como Little Italy, si no como brillantemente la describió el periodista Michael Idov “como una maqueta del paraíso capitalista a tan solo 40 minutos de la realidad, una fantasía nostálgica del país dejado atrás”. 

La Pequeña Odesa es misteriosa, cuesta descifrarla y todo está hecho para mantener a raya al forastero y al curioso, podrías recorrer todos los días de tu vida las mismas calles y no llegar nunca a toda su esencia. Te sumerges en otro mundo y no resulta raro lo increíblemente fácil que resulta creer que realmente estás en tierras eslavas. 

Debes tomar la línea Brighton, en la avenida Brighton Beach en la Sexta calle Brighton en Coney Island, Brooklyn, apenas un pequeño paseo y te encuentras en otro mundo, al bajarte del tren la Pequeña Odesa te muestra su esplendor, los restaurantes llenan el paseo marítimo, algunos incluso a tres niveles, también los hay que bordean las calles, los cantantes interpretan canciones folclóricas y el salmón y el vodka nunca faltan en las mesas, la prensa escrita en ruso y los carteles en cirílico,  la Amazing Flowers, una tienda de muñecas donde se encuentran las gruesas y más bellas babushkas, la M&I International Food en la Brighton Beach Avenue,  dejándote embaucar por el olor a caviar y a los pierogi y los borscht, una antigua barbería en la Parikmakherskaya con Syoma, su barbero del Minsk. Lo corriente aquí es que nadie te entienda y los dueños de los comercios recurran a sus hijos más jóvenes para traducirte, miles de soviéticos inmigraron a Norteamérica en la década de 1960, antes que ellos los inmigrantes judíos habían llegado huyendo de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial.

Si quieres escapar de la misma mierda de todos los días, no hay lugar mejor. Recuerda esta palabra “Spasiba”, pues en Brighton Beach te abrirá muchas puertas.