lunes, 7 de enero de 2013

Las piernas mas bonitas de la ciudad (La pequeña historia).


Me encantaba. Podía pasarme horas observando esas largas piernas sin darme cuenta de que pasaba el tiempo ni de lo que sucedía a mi alrededor, podían desmoronarse imperios, asesinar a cien reyes que mientras tuviera sus piernas delante todo pasaba sin darme cuenta. 

A ella le gustaba y posaba para mi, se ponía cachonda cuanto más la miraba, con esa cara y esos ojos que ponía, mientras me fumaba un cigarro y la devoraba sin necesidad de tocarla. A ella le gustaba, sí, esas piernas desnudas eran mi perdición, y era genial.

Pero un día se cansó de ver como la observaba, tanto a ella como a sus largas piernas, y se largó, me quedé solo, con esa cara con la que me dejó, sin expresión, sin forma.


Ahora ella no está, se fue sin darme tiempo a decirle adiós, sin tiempo a decirle que fueron las piernas mas bonitas que había visto. Escuché una vez que ahora se dedica a caminar, camina y camina con sus preciosas piernas, y los hombres la miran como la miraba yo, y va recorriendo lugares sin rumbo, con esas piernas tan largas... Las más bonitas de la ciudad.

© La palabra de Jesse Custer 2013