viernes, 9 de abril de 2010

Paula.

Fui a casa de mi colega MacGregor, habíamos quedado para ir al hipódromo, los domingos no había mucho que hacer, y apostar ayudaba a pasar el tiempo. Su portal estaba abierto cuando llegué, entré y comencé a subir los escalones hasta llegar al cuatro piso, golpeé la puerta con el puño y esperé.
Abrió una mujer, no supe quien era. -El señor MacGregor ha tenido que salir urgentemente con su señora-. dijo. -Oh, dije yo-.
Deduje que la tenían contratada como criada, era joven, era alta, era guapa, era muy guapa. Me invitó a entrar y esperar a MacGregor, no tenía nada que hacer así que entré. Me acomodé en un sillón y esperé.

-Usted debe ser el señor Jesse Custer-, dijo la chica guapa. -Sí, soy yo-, contesté. -He leído alguno de sus relatos-, dijo ella. -Oh, ¿y le han gustado?-. Pregunté curioso .-Creo que no tiene ni idea de literatura, y no creo que sea como se describe en sus relatos-. Comencé a incomodarme y ponerme nervioso, no me apetecía discutir con nadie sobre nada, solo quería esperar a MacGregor en silencio. Ella continuó agrediéndome verbalmente, comenzó a decir que no se me daba bien eso de escribir, que era un don nadie, pensé en eso último y en que tenía razón, también dijo que debería dedicarme a otra cosa y olvidarme de la escritura. Me llevé el dedo índice a los labios, en señal de que guardara silencio, pero aquello pareció exaltarla aún mas, pareció ponerse mas nerviosa y acalorada. No me quedó mas remedio que levantarme del sillón, agarrarla de la cintura y meterle la lengua en la boca. Para mi sorpresa ella reaccionó a la par, y me agarró el paquete con fuerza, me dio la impresión de que estuviera esperando aquello, la cogí por el trasero y la eché con furia en el sofá. Le di la vuelta, levanté su falda y se la metí, eso pareció gustarle, sentí que estaba disfrutando y eso me excitó.

Al cabo de unos minutos alguien golpeaba la puerta, nos quedamos callados, quietos, escuchando, la puerta volvió a ser golpeada, esta vez mas fuerte, luego una voz: -¡Paula! ¡Abre!. Era MacGregor. -¡Paula! ¡Me he dejado las llaves, ábreme la puerta!. Nos entró la risa floja, aquella situación me exitó más, MacGregor estaba esperando que le abrieran la puerta mientras yo me tiraba a Paula, su criada. Los golpes continuaron seguidos de mas gritos -¡Paula! ¡Estás con Jesse Custer, ¿verdad?! ¡Paula! ¡Ábreme la puerta!. Yo continué bombeando mientras MacGregor se ponía cada vez mas furioso. Podía haber acabado de echarle aquel polvo a aquella muchacha, pero cada vez que sabía que me iba a correr, aminoraba el ritmo, pensaba en MacGregor sin poder entrar en su propia casa. Al final terminé, y cuando lo hice MacGregor ya se había ido. Nos limpiamos, me despedí de Paula y me fui solo al hipódromo, terminara como terminase el día, hoy había sido uno de esos buenos días.

2 comentarios:

XikaBuk dijo...

Jesse, increíble tu relato. Tiene ese sabor Bukowskiano que tanto me gusta y además me ha hecho sonreír.

Un abrazo.

Jesse Custer dijo...

Gracias XikaBuk, es un placer.